Los pies hinchados, las piernas doloridas, cansancio, sueño, lluvia torrencial, ropa mojada, hambre, en pocas palabras, el famosisímo "sindrome del niño huerfano" bautizado por mí mismo, en estas situaciones.
Caminaba por Av. Universidad a la altura de la plaza con el mismo nombre, pensando que aún faltaban varios kilometros para llegar a mí casa y mas largo se hacía con la sola idea de que ya me "quebraba" de hambre, llegando a División del Norte y justo abajo del puente peatonal yendo de norte a sur, mís ojos se fijarón en algo que parecía más que un sueño algo casí sublime, aquel puesto metalico reluciente, en color blanco con aquellas "palanganas" en color rojo repletas de diferentes salsas y condimetos, junto, el limpisimo "cazo" con "carnitas" escurriendo en grasa, la carne totalmente rosita y bien cocida, que incluso, sin aún poderla paladear, ya se deshacía en mí boca.
Apresuré a meter las manos en las bolsas del pantalón con la esperanza de encontrar lo último que quedaba de dinero... "¡Puuuuuuta madreeeeeee! solo nueve pesos",éxclame, lo justo que divide el ir "comodamente" en transporte público a mí casa ó pelarmela é irme de a "pincel", pero con la panza llena, me acerque y le pregunte a la taquera "¿A como son?", "De a tres pesitos amigo", me respondío ella, con una sonrisa casi tan blanca como el mismo puesto,"Dame tres", mientras ella picaba la carne, pensaba en tal vez déspues de comer darme a la fuga y correr como un pinche desesperado al cabo ya iba a tener las fuerzas suficientes para que nadie me detuviera, como lo había logrado hacer en multiples ocasiones, sin embargo no había mas clientes, para que crearan la distracción, solo yo, "Les pongo verdura amigo" esta frase me saco de todo pensamiento a lo cual afirmé con la cabeza.
Parecía tan perfecto cada taco, cada corte de la carne picada en el, la manera en que los había acomodado la taquera, se notaba el toque femenino ó ¿solo era mí hambre y los juegos propios de mí mente? sepa la madre al fín tenía esos tres tacos en mí mano derecha, los puse en la supuesta parte desocupada que había al lado de las salsas para buscar el condimento que los favoreciera, cuando... mí cerebro no podía asimilar lo que mís ojos veían, los tacos... lentamente fueron cayendo al piso el plato se alejaba en camara lenta hasta chocar con el piso y desparramarse por sus alrededores... "no mames, ¿no tiene barra tu puesto solo la estructura donde pones la salsa?" pregunte a la taquera, ella no respondío saco carne del "cazo" y continuo picandola, sin decir más y con los tacos totalmente desechos en el suelo, solo saqué el dinero y extendí el brazo para pagarle, nunca sabré, ni tampoco imagino la expresión en mí cara, ante esa situación, la taquera con una mirada compasiva y dulce, exclámo "No, no me debes nada" y extendio su brazo con otro plato con tres tacos, no lo podía creer, aún había gente buena en el mundo... ¡¡Diiiiioooooooos existe!! al menos en el corazón de esta hermosa mujer, fuerón los tacos más sufridos y mejor degustados en mí vida... Mís bendiciones y mejores deseos donde quiera que estes... linda taquera.