domingo, 27 de febrero de 2011


El treinta de Octubre fue la última vez que escribí en este blog, no sé por que, he extrañado escribir, por eso ando acá nuevamente, así  que… espero me escriban sus comentarios ahora sí, buenos y malos… no sean macanas con las líneas!!!!

¡Saludos!
Caminando por la calle recuerdo llevar de la mano a mí hijo y sostener en el hombro una pequeña mochila dónde regularmente guardamos los juguetes que con frecuencia gusta tomar entre sus pequeñas manos, mientras hacemos escalas en algún lugar apropiado para que juegue, llamesé, parque, fuente ó sitio que tenga en él un  particular intéres y algo llame su atención para desarrollar todo tipo de aventuras con esos peculiares artilugios de figura redondeada hechos de plastico, en algunas ocasiones yo formaba parte del juego y armabamos todo tipo de historias y dialogos entre los monigotes, él reía con las tonterías que solía decir así como los ruidos guturales que emitía para darle al juego un toque de realismo, era curioso sentir en ese momento la edad que ya varios años atrás había dejado y en esos juegos la desempolvaba para divertir a mí pequeño, otros días me limitaba a mirarlo, ver sus ojos y movimientos concentrados en ese pequeño gran mundo que es su edad, su elocuencia, su hermosa capacidad de sorprenderse de manera tan natural de las cosas que para la gente de mí edad ya son únicamente cotidianidades y un sin fín de absurdos, pero para él, para él es lo mas gracioso ó extraño, hasta su risa (y no me refiero solo a la risa de él, en general la risa de los pequeños), es absolutamente sincera y feliz, me es difícil entender como puede enseñarme y hacerme redescubrir  todo lo que me rodea alguien de esta edad, me es difícil entender mí vida sin su presencia.

Come un helado sin quitar la mirada de ese cono que en proporción se ve enorme a su talla, en instantes mira los niños que corren, el perro que se acerca, la señora que grita ofreciendo algodones de azúcar, me pregunta el por que las burbujas flotan, de como se hace una animación, de por que no podemos tener alas como los pajaros que vuelan sobre nosotros y claro, me platica sus planes, será doctor de animales, también construira alas para personas, será un deportista famoso y cuidará de mí cuando sea viejo, mientras escucho esas palabaras el brillo de sus ojos no me deja saber mas ¿Quién soy yo para desmentir sus sueños?¿Quién soy yo para romper esas ilusiones? ilusiones que tuve, tuvimos algún día todos, me dice que quiere un perro, también un videojuego y que compre una bicicleta para que pueda enseñarme como apredió a andar en ella.

Un parque, algunas deslizadas en la resbaladilla, un pasamanos, las huellas en su ropa de una salpicada en una fuente, las rodillas del pantalón con tierra, un raspón en un codo, el cabello alborotado y signos de cansancio es el saldo que dejó el día de hoy, pero aún caminamos en una calle que nos recuerda que el Otoño se va  y que la sudadera no vinó solo a pasear, el viento ya es frío y revolotea junto con las hojas secas que mí pequeño pisa con cuidado mientras disfruta su crujir, miró sus ojos por millonesíma vez, su mirada feliz sin embargo el sueño ya se apodera de ella y por mas que se esfuerza y se talla con sus manos no puede evitarlo, lo tomo en los brazos y apoyo su cabeza en mí hombro, camino por la calle, camino con el frío en el viento camino con su calor en mí pecho, pienso en que su inocencia me hace sentir enorme, inocencia que quisiera nunca le robara el tiempo.

Te amo tres veces en tres años diferentes, te amo y pienso en tí a diario, te amo aunque nunca un nombre te dí, tú amor esta en mí aunque nunca estes conmigo...