miércoles, 1 de mayo de 2013

Me es difícil enfrentarme a  una situación en la cual se involucré la muerte, claro ¿Quién no? Pero no de la manera que se piensa, de esa manera en la que uno sufre su perdida, sino de esos momentos que se viven en el momento previo y posterior a la muerte de un ser querido, es agotador, si se esta en hospital o en un hogar y estar teniendo los debidos cuidados con el enfermo, la incertidumbre de cuando morirá y que también muero yo con él, muere mí paciencia, mí gusto por ver a esa persona, mí libertad de hacer lo que me plazca, sí, lo sé, es egoísta y mezquino, pero vamos ¿A poco ustedes no sienten esa desesperación de saber en que momento morirá su ser querido y volver a retomar su vida, claro con unas puntadas en el alma, como cuando se abren la piel? Además pensar en que muere y por lo menos son dos días parecidos a una fiesta inprovisada dónde todo sale mal, papeleos, discusiones, descubrir las verdaderas intenciones de la misma familia, medio dormir, medio comer, medio asearse y medio sufrir.

Trató de evitar esas cosas con las personas que he conocido que han muerto, me hago a un lado, si puedo ayudo y si se me requiere, si no, prefiero no estar presente, no me gusta llorar en los funerales, ahora que lo recuerdo, nunca he llorado en los pocos en los que he estado, supongo que es porque nunca ha sido alguno de una persona que en realidad me interesa o tenga un apegó cercano, simplemente estoy ahí, trato de no hablar y si lo hago hablo de cosas muy triviales, por lo regular las veces que he estado en funerales me pregunto ¿Como voy a reaccionar el día que alguno de mis hermanos o bien mí propia madre llegué a morir? Y miró alrededor, veo las caras, los gestos, escucho las platicas y siempre es esa expresión de desencajado, dolorido, extraviado, no puedo imaginarme teniendo esa cara incluso sabiendo que ya la he tenido por cosas tal vez menos importantes para muchos.

De unos años para acá me he dado cuenta que la mayoría de los muertos se exóneran de la maldad o defectos que en vida los distiguió, casí todos eran buenos en vida según las palabras de la familia o los amigos, en realidad creo que  nunca he escuchado a alguien decir que el muerto en cuestión era malo y merecido tenía estar dentro de ese cajón, siempre se exaltan sus cualidades o si bien no había cualidad alguna se le pasa la responsabilidad de sus actos a factores sociales, su entorno, ya saben, familia, amigos, lugar dónde creció e incluso se le llega a dar el beneficio de la duda de que esa persona fue así para que los que lo rodeaban pudieran aprender de él, como si su falta de bondad o exceso de indiferencia fuera la virtud mas grande para aquellos que lo rodeaban, unicamente escuché a una persona decir algo sobre un muerto que fue objetivo, explico, la persona muerta durante su vida había sido un bebedor y fiestero, aparte de machista, vamos, de esas personas que creen que por ser hijo mayor todo lo que hace esta mas que justificado, siempre tenía a su madre con la preocupación de dónde estaba y si estaba bien, pues le llegó su momento que nos pasa a muchos cuando acariciamos al diablo y jugamos con nuestra buena fortuna, una muerte repentina, no sé si sufrió o no pero el manejar un auto ebrio le quitó la vida, cuando uno de los familiares se enteró estas fuerón sus palabras "Por lo menos ahora su madre sabe dónde esta" me pareció en primera instancia inapropiado y falto de tacto, pero creo que estoy tan acostumbrado a escuchar consuelos y frases hechas en esos casos que fue por eso que lo tomé a mal.

La última vez que padecí de este tipo de menesteres y aflicciones fue hace dos meses cuando mí perro enfermo, aclaro, para mí, los seres mas amados que se han ido y por los cuales he sufrido enormemente han sido mis perros y extrañamente por un amigo de mis sobrinos al que conocí muy poco de manera personal pero lo conocí mas através de lo que mis sobrinos platicaban de él, me parece que por ese lado fue que lo sentí cercano, además, pienso que no es necesario tener una relación estrecha con alguien para tomarle afecto, como decía, cuando Bocker (mí perro) enfermo, fue terrible, insoportable, sólo quería dos cosas o que muriera o que se recuperara, pero el veterinario no me decía nada, hacía lo que le parecía y por otro lado yo tampoco busqué otra opción sino hasta que fue demasiado tarde, fue una semana caótica, dónde sentía que toda la estabilidad que tenía se doblaba, perdía su forma y me aplastaba, el Sabado que murió me sentí aliviado por él pero también herido, culpable, miserable por sentirme de algún modo libre de la situación, al día de hoy me doy cuenta que me rehuso a vivir y cargar con esta clase de duelos y circunstancias, aún habiendo padecido las multiples convalecencias de mí madre con sus cirugías, pero también me doy cuenta que las enfrento, tengo que enfrentarlas, por obligación, compromiso o hasta agradecimiento, de menos ahora estoy conciente que en mí esta rehuir de muchas cosas y tratar de evitarlas cuanto mas pueda, pero de lo que no puedo rehuir es de hacer lo necesariamente correcto por las personas que en algún momento han pensado que hacer lo correcto es estar a mí lado.

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