sábado, 20 de marzo de 2010

En una ocasión hace ya mas de veintídos años,cuando era un escuincle caguengue (creo que sigo siendolo, bueno, bueno eso no es lo importante), tenía mas ó menos como ocho años de edad y, como todo niño me encantaban los juguetes aunque eran escasos los que tenía me divertía mucho con ellos, en ese tiempo el patio de la casa de mí mamá era de tierra, entonces hacía mini trincheras y simulaba guerritas entre mís "GI-JOE", tomaba los cartones de los "six-pack" de cerveza de mí papá é imaginaba que eran naves, no, no,no chingón la cosa, pasaba mucho tiempo jugando sólo ya que mís hermanos eran mucho mas grandes que yo y obvio como todo adolescente pues ellos andaban en otras cosas, en algunas ocasiones ellos jugaban conmigo y sin mentir ní exagerar, son momentos conmovedores que guardó de mí niñez.

Entonces, debido a que mís juguetes eran pocos y al borde de la jubilación, no sabía que hacer, puesto que no me compraban con frecuencia alguno que supliera al mas antigüo, siempre que ibamos a "Aurrera" le pedía permiso a mí mamá y a mí papá, para ir a ver los juguetes y fantaseaba con tener naves y soldados y juguetes  de series de TV,  "HE-MAN", "Los vaqueros galacticos" y sobre todo las figuras de "Star-Wars" con todo y naves, tremendos orgasmos sentía nada mas de imaginarme con tener cuanto juguete quería.

Llegó el día en que mí hermana salía tarde de la escuela debido a un exámen, entonces mí mamá decidió salir de casa antes y como terapía caminabamos, bueno también lo hacíamos cuando no teniamos dinero y regresabamos de a pincel de la escuela, pero eso es otra historia, el chiste es que andabamos caminando y mí mamá me dijó "pues para hacer tiempo vamos a Aurrera", pensé inmediatamente que sí y me pusé feliz, aunque estaba conciente que tenía ciertos planes para esa ida a la juguetería de la tienda.

Entramos a la tienda, mí mamá veía ropa y ahora que lo recuerdo y recuerdo su rostro mientras la veía, pienso que ella sentía lo mismo que yo al ver los juguetes, después de esperar a que ella echara un ojo, fuimos a los juguetes veíamos todos y yo me sentía nervioso, ya tenía mí plan, un plan bien hecho y estructurado de acuerdo a toda la experiencia que tenía a mís cortos ocho años, lo había repasado todo desde hacía muchos días, cuando despertaba y antes de dormir, era sencillo, práctico y hasta rápido, el plan consistía en escoger el juguete que mas me gustaba, hacerme güey frente a él y en cuanto mí mamá se descuidara tomarlo, meterlo debajo de mí chamarra, decirle que me urgía ir al baño y una vez dentro quitarle el empaque y "entuzarmelo ", el crimen perfecto y bien "felipe y con tenis" yo, todo iba perfecto excepto mís nervios, las manos me sudaban, escogí el juguete que mas me gusto, un bobafeth de la guerra de las galaxias, me paré frente a él y, por fín mí mamá volteó a ver otra cosa, tomé el juguete lo más rápido que pude y ¡madres! que pendejo se me atoró justo cuando lo estaba metiendo dentro de la chamarra.

Recuerdo bien las palabras de mí mamá y hasta escalosfríos me dan "Rodrigo ¡sacate eso de ahí chinga!" ¡puuuuuta, no mames! un sudor frío recorrió todo mí puerco, perdón, mí cuerpo,eso no estaba contemplado, tenía todo cubierto, menos la maldita falta de habilidad de mís dedos, de repente todo se volvío como un sueño malisímo de esos que hasta ves en camara lenta, en chinga saque el juguete de mí chamarra, el plan había sido todo un fracaso, en pocas palabras valió pa´pura madre y ahora tenía un sentimiento de culpa bien cabrón.

Recuerdo que mí mamá en sí no me regaño, habló conmigo y me hizó ver el problema en el que nos hubieramos metido si me hubieran descubierto, aún recuerdo su tono de voz, había frustración, tristeza y decepción, por un tiempo pensé que todo había sido por el acto que había cometido, meses después supe que fue por la impotencia de no poder brindarme cosas que ella pensaba que cualquier niño debería de disfrutar, pasó aún más tiempo, comencé a trabajar y de a poco me hicé de una colección de juguetes los cuales ahora miró en el juguetero del que algún vez fue mí cuarto y pienso que no fue tan malo esperar algunos años para poder disfrutarlos, lo importante, pienso, es que mantengo la misma ilusión y al día de hoy todavía doy una vuelta en las jugueterías y siento aún la emoción de ese niño que en el fondo juega en mí.

1 comentario:

  1. Que tranza,
    ps aqui dandome
    una vuelta carnal,
    jajajaja esta chido
    tu relato, luego
    con mas calma veo
    los demas, zale
    que ande chido :)

    Victor Hugo ^^

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