En una ocasión me encontraba en Zacatecas disque trabajando (bastante a gusto por cierto), en ese tiempo, salía con frecuencia de viaje y debido a eso me ausentaba por lo regular no mas de una semana, pero llamaba a mí mamá desde dondé me encontraba para saber como estaban las cosas en la casa, en esa ocasión recuerdo que me había ido dejando a mí mamá con una molestia de gastritis, el martes que le llamé la escuche bastante agotada debido al dolor y para el jueves ní siquiera el telefóno me contestarón, volví a llamar el viernes sin obtener respuesta, nadie estaba en casa, ní mí hermano, ní mí hermana y mucho menos mí madre ¿Que podía hacer? regresarme no era una opción debido a que el sujeto que iba conmigo en el viaje no lo conocía muy bien y tenía cierta fama de mamón, espere entonces hasta el Sabado por la mañana, llamé a la casa nuevamente y fue cuando por fín mí hermana contestó, le pregunte que había sucedido y ya saben la gente a veces empieza a darle vueltas a un asunto tratando de que lo tomes de la manera más tranquila posible con frases como: "No te vayas a asustar pero...", "Mira, tu tranquilo lo que pasa es que ...", "te voy a decir, nada mas que tomalo con calma por que..." ¡Carajo, por que simplemente no dicen lo que paso en una sola oración sin dar tantos rodeos, que no ven que uno se inquieta mas cuando le dan rodeos a las cosas!
El chiste es que después de que mí hermana dijó tres frases antes de decir lo que pasaba, confesó que mí mamá tenía calcúlos en la vesícula y habían tenido que quitarsela, la gravedad no era esa, la gravedad del asunto es que habían dejado pasar mucho tiempo y mí madre estaba siendo envenenada por la misma bílis acumulada, afrotunadamente todo había salido bien y mí mamá dentro de todo el dolor que había padecido se encontraba tranquila, después de problemas familiares lógicos de una mala organización por parte de nosotros como hijos, mí mamá salió del hospital con una sonda colgando del costado derecho y sin poder probar alimento sólido, nunca ví tan delgada a mí mamá como en esa epóca, el simple hecho de ver alimentos le daban naúseas y vomitaba, se veía bastante mal y desgastada físicamente, después de un ultrasonido resulto que quitarón su vesícula, pero, dejarón algunas piedras que estaban impactadas en el duódeno, por lo cual nos dejarón en claro que muy probablemente se tenía que someter a una nueva cirugía.
Un buen día como a eso de las cinco de la mañana mí hermano tocó en mí cuarto para avisarme que la sonda que mí mamá tenía se había zafado dejando expuesto el orificio por dondé se encontraba, la llevamos nuevamente al hospital y después del regaño que nos dierón por que según ellos mí mamá se había arrancado la sonda, nos reiterarón que había que extraer los calcúlos restantes para evitar molestias posteriores y hacer que mí mamá pudiera comer nuevamente sin devolver la comida, mí madre ademas de consternada se veía débil y demacrada, ademas de triste por haberse quedado internada, tal vez por esa razón llegue a pensar que mí madre iba a morir, una vez que salimos del hospital ví a mí hermano con la mirada pérdida en el piso, la tristeza en el no solo se notaba incluso se sentía, sin ninguna reserva le dijé "tenemos que buscar los papeles de la perpetuidad del panteón, si a mí mamá la vuelven a "abrir" lo mas probable es que no lo soporte" fue muy frío y cruel en ese momento, mí hermano alzó la cara y sus ojos estaban rojos, se guardaba las lágrimas...
Pasarón las semanas y poco a poco mí madre superó los problemas y secuelas que dejó la cirugía de vesícula y pude asimilar el sentimiento que tuve en los momentos que ella estuvo con mala salud, no sé bien si estaba resignado, conciente ó simplemente en un estado de valemadrismo completo ó todo junto y por eso no sentía ninguna tristeza, ní preocupación si mí madre moría, poco tiempo después mí hermano se fue a vivir con su novia y en la casa nos quedamos solo mí mamá y yo, habra pasado un año y medio después de que mí hermano se fue de casa cuando yo me casé, entonces mí mamá se quedo sola, recuerdo aún las primeras noches que me iba a dormir con mí esposa y era un pésar enorme imaginar a mí madre recorriendo la casa ella sola, la casa que construyó con la ilusión de tener al menos a uno de sus hijos viviendo con ella.
Unos meses después de haberme casado le dierón la noticia a mamá que tenían que operarla nuevamente ahora de la espalda, tenía un par de vertebras desgastadas y de nueva cuenta tenía que pasar por manos de los círujanos, la cirugía paso sin mayor complicación y ella salío bastante bien, de hecho fue sorprendente que todo saliera tan bien, unos días después se encontraba en la casa y mís hermanos cuñadas, mí esposa y yo nos rolabamos para cuidarla, era Sabado, eran mas ó menos las cinco de la mañana, el telefóno sonó, era mí hermano el mayor, "Mí mamá tuvo como convulsiones, se le pusierón los ojos en blanco y se pusó rigída..." pensé inmediatamente que había tenido una embolia y las cosas que hasta ese momento pensaba que podía manejar comenzarón a colapsar.
Cuando llegué a la casa ella estaba conciente de cierta forma, la única frase que podía decir era "estoy bien" no podía decir nada mas, una ambulancia la llevó al hospital, yo iba en ella, pensaba en las muchas posibilidades que podían ocurrir a partir de lo que había sucedido pero no tenía claridad en mís ideas, una vez dentro pasarón horas y dos diagnósticos diferentes pero similares, ambos coincidían que mí madre había sufrido un infarto cerebral el problema es que no coincidían si había sido ó no transitorio, tuvimos que pasar horas esperando, hasta que por fín pude entrar a verla, subí los tres pisos mas largos de mí vida, sentía como latía mí corazón y sentía ansías por verla, llegué a la cama dondé se encontraba, cuando me vió estiró los brazos...
Entendí que en aquella ocasión que la operarón de la vesícula no fue valemadrismo, ní resingnación, ní conciencia, lo que sentí, simplemente en algún lugar de mí persona algo sabía que mí madre era mas fuerte que su vesícula ó que las fracturas que había tenido con anterioridad, incluso mas fuerte que los problemas que cada uno de sus seis hijos le pudo dar, pero también entendí, que mí madre había envejecido, uno puede pensar que las madres no envejecen hasta que sucenden estas cosas, uno piensa que las madres son seres incansables e invulnerables, hasta que llega el momento que ves a tú madre en una cama de hospital con cara de confusión y agujas en sus manos, hasta que llega el momento en que ella estirá los brazos para aferrarse a tí, como tu hacías con ella cuando eras pequeño, hasta que te toca decir "me haces falta, estoy aquí y no te voy a dejar..." mí madre recuperó el habla aunque no por completo y ahora a sus setenta y un años quisiera verla incansable, fuerte, siempre conmigo.... ahora la abrazo y en cada abrazo insisto en inyectarle un día mas conmigo.
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