Venía de regresó con la papeleta en mano, es un día que parecía imposible que llegará, acá al principio es bien dífícil, pero pasando cierto tiempo, no es que te acostumbres, uno nunca se acostumbra a estas cosas, mas bien te resignas, escuchas cosas como: "Nada es eterno", "hay que tener paciencia". y cosas mas ó menos que involucran lo mismo, sin embargo al principio llega a ser tan difícil y desesperante, es algo parecido a la asfixia y llega el momento, como dijé, que te resignas.
Las personas que me aman son muy importantes, pero claro, ha sido un pesár enorme verlos llegar y sentarse a mí lado, es doloroso, es triste, no tienen por que hacerlo, sin embargo lo hacen, aquí han estado, mí esposa... que puedo decir, se me hace un nudo en la garganta tan solo de pensar en ella y suponer todo lo que ha pasado, recuerdo que los primeros días no podía incluso decir que era casado por que el llanto me callaba la boca.
Salgo a correr a un campo de futbol de tierra como lo he venido haciendo desde hace uno ó dos meses, hace un sol terrible pero es emocionante saber que correré por última vez aquí, llegó a barrer, trapear, lavar el baño y los trastes, me baño a la intemperíe por última vez, me pongo ropa limpia y salgo a fumar un cigarro, el cielo esta nublado y el viento es frío, uno de los cinco que quedan me llama, entró y me abrazá "Si cuando regresé no te veo, cuidate mucho... cabrones como tu caben en cualquier lado", le agradezco sin saber que mas decir, sus palabras además de parecerme sinceras, me dan la impresión de estar cargadas de tristeza, una tristeza que a todos nos ha dado cuando alguien que nos cae bien y tal vez sentimos algo parecido a la confianza se va.
Aquí, el irse tiene cierto rito que no es ajeno a nadie pero todos sin excepción lo hacen, consiste en repartir a los compañeros las pertenencias por muy humildes que sean, lo cual hago con cierta tristeza, no por las cosas, sino por los cinco que se quedan, me pregunto ¿Ellos cuando? Dan las seis fumo otro cigarro, platico con algunos en el pasillo otros que me conocen me felicitan y me dan recomendaciones de todo tipo, me despido de otros que estan en zonas diferentes, a todos les veo una sonrisa, a excepción de aquel, diría yo "anciano" pero mas bien se ve mas mayor de lo que en realidad es, él, en cuanto le doy la noticia, no puede contener las lágrimas y se da la vuelta.
Las siete, platico con uno que plancha, los que venden el pan, siento los nervios ¿y si pasa algo? ¿que tal que por alguna razón algo no esta bien? Dan las ocho y mí ánimo cambia, me tranquilizó y pienso que va a pasar cualquier cosa, como he pensado en las últimas veces, ya estoy aquí ¿que mas puede pasar? dan las nueve, me ofrecen un café, el cual acepto y me dicen que me tranquilice, posiblemente mí cara expresé cierta desesperación, las nueve y cuarto un sujeto se asoma en la puerta y menciona mí nombre, no lo puedo creer, ní siquiera me levantó de la silla solo le pregunto incrédulo "¿Yo, seguro?" el sujeto se ríe y me dice "pues si no me crees entonces no".
Luis, Flavio, Diablo, Huesos, Larry, Ramón, Cuchi, Conejo, otros tantos de los cuales no recuerdo sus nombres ó apodos, los abrazo y quisiera poder llevarmelos a todos y que sigan lo que han dejado inconcluso, salgo del edificio cruzó el patio... la primera puerta, corroborán en una lista, uno mas me alcanza, me abraza y nos despedimos, Hunts en el pasillo, Erick casí al final del mismo, recorró el kilómetro mas largo de toda mí vida, a la mitad encuentro a Azael, parece interminable las personas de las cuales me estoy despidiendo, como interminable el paso por una caseta, luego otra, una mas, hasta que llego al lugar dondé, para unos empieza, mientras para mí termina, algo parecido al infierno.
Espero junto con algunos que me acompañaran a la salida, salen en bloques y soy el último en pasar a otro lugar dondé tengo que repetir las mismas cosas que he repetido durante la noche, recorro el camino que mí familia recorría cuatro días por semana, otra vez repitó todo, por fín la revisión, el último dialogo con los de negro, ní por que saben que son solo unos minutos mas dejan de ser prepotentes, la puerta, el ruido del cerrojo, lo que me recuerda el principio de esto, el maldito cerrojo, en ese momento sabía la fecha en la cual llegaba y no tenía idea de la fecha de mí partida, hasta diez meses con dieciochodías despues, la puerta se abre, la luz del alumbrado público, autos, gente vestida en ropa de colores, el viento grita, me golpea el cuerpo, es mas fresco de este lado, la bocanada de oxígeno al fín me llena, respiró fuerte, como despues de algunos minutos bajo el agua... soy libre.
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