miércoles, 28 de abril de 2010

La leal escolta del Brigadier Fausto.

Pongan mucha atención, que esta historia su cabeza nunca pensó, los que alguna vez se cruzarón con él, sabrán que no mentiré, al descibir al curioso personaje con el que me encontré, Saúl es mí nombre lectores y la historia que contaré, es la mas maravillosa que en mí vida pude tener, así que sin mas rodeos de lo debido, les compartó las aventuras y relatos de La leal escolta del brigadier Fausto.

Por la ventana noche tras noche antes de dormir, veía y veía la manada de perros que llegaba ahí, justo frente a la ventana los veía correr, uno blanco muy fuerte, su pelo semejante al algodón, parecía el líder de los otros a su alrededor, luego aquel delgado y de orejas afiladas que a cualquier sonido atento se quedaba, de color café muy claro... casí como miel, un tercero y cuarto juguetean por ahí, ambos parecen gemelos pintitos en blanco y negro, pelaje muy espeso tal cuales borregos en el pavimento, otro corré y molesta a los demás sacando la lengüa y ladrando sin cesar, el último, uno cansado, que en sus años se ve que era todo un soldado, su pelo hecho bolas y descuidado esta, podría jurar que los dientes en su lugar ya no estan, sus ladridos largos y huecos, cansados se oyen ya, pero con esfuerzo juega con los demás y a los mas pequeños protege sin dudar.

Paso a veces mas de una hora, el tiempo que durá el llanto de mamá y aunque mí casa es pequeña evado esa verdad, veo a mís peludos amigos desde la ventana jugar y jugar en la calle sin parar,  mí cuarto es un teatro y los actores salen ya, se muerden entre ellos, una bolsa de basura rueda por allá, pipí en los postes, desperdicios de comida, la hora de la cena acaba de empezar... cuando de entre el telón de sombras dondé el alumbrado no alcanzá a despejar, una voz rompé esta función canina que estaba a punto de terminar - baja no seas tímido, te presentaré a mí escolta que tanta curiosidad te da- termino mí función del día de hoy con final inesperado, que miedo, que miedo me dió esa voz.

A una cuadra de la escuela dos días después apareció, delgado, mas alto que yo, la misma voz con un cuerpo definido, la sangre a los pies se me escurrió- ¿Que tal? me llamó Fausto y mí escolta te presento a continuación, conoce al Coronel colmillos, el miedo no va con él, Mayor dorado, sigiloso y audaz es, Cápitan primero y segundo, respectivo su grado debe ser- Espera ¿primero y segundo a razón de que?- pregunté- sencilla tú pregunta y la respuesta te daré el llegó primero y el otro después, continúo con lo mío, la presentación formal terminaré, ellos son los cabos pero no por eso menos importantes deben ser, el Cabo ladridos, explora todo lugar con energía sin igual y el Cabo mordidas, que con todo y su edad a sus dientes no debes despreciar, y yo... por supuesto, me presento propio, de mí rango militar, el Brigadier Fausto protector del que lo necesite y de otros más, y ahora si tu así lo decides, a esta escolta podrás pertenecer, que dices amigo no titubees en tú decisión, que soldados puros somos de corazón- Me llamó Saúl y encantado a tú escolta pertenezco sin dudar, con el honor que siento tener un grado militar- No hay mas que decir, Cabo serás y solo debes estar atento al llamado de auxilio que se pueda presentar-.

Conocer a Fausto y su escolta, es lo mejor que me pudo pasar, al concluir las clases y las tareas realizar, salgo a las calles con la escolta a jugar, siendo los héroes de niños, jovenes y ancianos que nos agradecen la ayuda  prestada que este equipo suele dar, balones en árboles, calles que cruzár, felinos asustados huyen del lugar, Fausto me ha contado que a la escuela no va, padres no tiene y demás familia no sabe dondé esta, no por eso Fausto es ignorante -que aprendiendo cada día suelo estar, leó libros de doña Irma con quién por lo menos tres días a la semana me suelo quedar, a ella sus hijos la dejarón, grande ya es, pero fabulosas historias me cuenta de vez en vez- así lo describe Fausto, respeto le tengo a él, bien se ha ganado el grado de Brigadier, colmillo corré en la calle va trás una pelota que entre mís juguetes hallé,dorado le cae encima, primero y segundo después, en un descuido de todos el cabo ladridos les arrebata la pelota , mientras el Cabo mordídas ladra correteando su cola, que feliz es.

Llevamos ya unos meses con aventuras increíbles que como militares común lo vemos ya, hasta el día de hoy, que el cabo mordidas enfermó, Fausto llorando a mí casa llegó, mamá la puerta abrió, salí sin pedir permiso buscando quien a mordidas podía ayudar, lo llevamos al dr., mordidas esta batalla enfrentó, su valor fue enorme y nuestra fé aún más, pero como todo ejército, nunca todas las batallas se pueden ganar, mordidas se fue con honores aun lugar dondé como Brigadier nos esperará, las personas que nuestras aventuras compartierón ahora le dan un adios, castigado estuve varios días por no avisar a mamá de la salida repentina y motivos no comprendió a Fausto y la escolta no los veo ya.

Hoy apenas a Fausto pude ver, me dice que algunas personas a un lugar lo quieren llevar, dondé dicen que escuela le podrán dar -Mí vida la veo con mí escolta, no más, no quiero escuela, ní ser un profesional, quiero correr por ciudades y no dejár las aventuras que estos hermanos me dan, mí vida fácil no ha sido, pero me las sé arreglar, mí familia son colmillos, dorado, primero, segundo, ladridos y mordidas aunque ya no esta, recorreré este país y me escaparé de esta gente, me despido Saúl, hasta algún día que te encuentre, ahora tu quedas al mando de esta región que tantas aventuras nos ha brindado y prometo que un día llegaré a buscarte, por que como soldado nunca he de dejarte.

Por meses a la ventana estuve asomado y dormido me quedaba esperando su regreso afortunado, hasta que mí madre un buen día decidió que de casa nos mudaramos, posterior a eso su llanto la ha dejado y compartimos las historias y el legado de Fausto, Fausto hace años que ha partido y las historias y aventuras aún espero y ansío, los fínes de semana por la noche con mís hijos esperamos en la esquina dondé esta la cafetería, frente a dondé estuvo mí ventana de la casa en que vivía, mientras atentos escuchan las increíbles aventuras de la leal escolta del brigadier Fausto... y aquellos que lo conocierón no me dejarán mentir... personajes como ellos jamás volverán a existir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario