Como cada semana, la Güera se va de paseo al parquecito que esta cerca de la casa de mí mamá, ese parque es amplio, no esta bien cuidado pero es perfecto para andar oliendo la cantidad de grava y pasto que por ahí se encuentra, al principio tenía que andar con correa mientras conocía el terreno, pero de tres semanas para acá la soltamos, ella siempre camina a escasos metros de nosotros y sí de repente nos alejamos una distancia que ella considere de peligro corre como una loca, es muy tierno eso.
Hoy ibamos caminando de manera muy normal y ella evito incluso acercarse al pasto dondé la semana pasada estaba otro perro que aparentaba ser ya mayor sin embargo cuando la Güera intento oler el pasto, sin dar señal alguna de vejez el perro se levanto echo la madre y de dos ladridos hizó que la Güera corriera a la velocidad de la diarrea (que es bien sabido que es mucho mas veloz que el rayo y la luz), por tal motivo y a pesar que dicho perrín no se encontraba el día de hoy en ese lugar, para evitar sustos la Güera rodeo el lugar, mas adelante nos topamos con sus amiguines, tres perros Xoloscuintles, un labrador hermoso, que sin disimulo se nota que anda de querendón con ella, un perro tipo Hush Puppie y otro perro cagadisímo tipo Schnauzer el cual daba risa, imaginenlo caminando en medio de los demas perros meneando el traserín como buen perro fino con el porte caracteristico y con toda la delicadeza que su presencia ostentaba acerco su muy lustrada nariz al trasero de la Güera para olerlo ¡Jodeeeeer! ese tipo de rituales caninos me hace pensar que no estamos muy lejos los humanos de hacer lo mismo.
La Güera jugo un poco con un maltes que andaba por ahí con su acompañante, un sr. de estatura mediana, calvo y con un bigote abundante, comío pasto y tras haber completado la vuelta regresamos a casa, el exceso de pasto hizó vomitar a la Güera y desafortunadamente tuvimos que dejar su vomitada ahí debido a que a la señorita se le ocurrió minutos antes echarse una popocha a la mitad del pasto, llegó a la casa y se recosto a lado de su casa, levantó la cabeza y me miró con sus hermosos ojos amarillos, los cuales se veían contentos por el paseo de hoy.
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