Los recuerdos que tengo de tí son muchos, menos los felices y mas los desafortunados, afortunadamente y de manera irónica los felices son los que me bastan, contigo me falto la comida, la ropa, vamos, lo básico que toda persona debe tener, pero ¿que chingados?
Si algo es cierto es que te conocí poco, escasos doce años que si bien no fuerón buenos, pudierón haber sido peores, como que nada se daba en esas fechas ¿por que, pues quien sabe? ¿falta de voluntad y de valor, problemas personales y de personalidad? puedo sacar conjeturas de todo tipo, pero supongo que solo tu como mí mamá saben que paso, sin embargo, desde mí opinión, ninguno de los dos tiene la humildad de decir que ambos tuvierón parte de la responsabilidad.
Nada tengo que reprocharte, por el contrario. mucho que agradecerte, por que si bien es cierto, es que después de que te fuiste aprendí a que nadie y mucho menos mís padres iban a regalarme nada, que nunca es bueno esperar nada de nadie ya que es mas grato recibir la ayuda de quien menos lo espero.
No sé si en algún momento me extrañaste, por egolatría me lo pregunto, pero no me causa gran conflicto, eras un tipo medio agradable, pero tu excesiva ausencia hacía incomoda tú presencia, solo una vez te ví llorar con mucha tristeza y lo recuerdo bien porque me dio envidia y no me avergüenzo de reconocerlo, sabiendo que lloraste por el hijo que mas conflictos te causo y mas te chantajeo ¡Ja! dato curioso, fue por el único que ví que sufriste.
No tengo mas que agregar, siento ser tan parco en las líneas, no te reprocho nada, no me dueles así como estoy seguro que tampoco te duelo a tí, el vacío de los años que nos separá es al grado de vernos totalmente desconocidos, estoy en paz contigo hasta el día de hoy, posiblemente no te importe, pero no esta de más hacertelo saber, descansa en el pasado y quedate ahí, duerme bien y que cada día despiertes con menos pesar ¡ Hasta algún día Mario!
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