No recuerdo bien lo sucedido, de repente ya estabamos en Churubusco esperando el pecero, pero era inútil, no había pecero alguno que llevará lugar, ní camión, ní taxi, de repente un sujeto estacionó su coche, un tsuru blanco cuatro puertas y nos pregunto a dónde ibamos, "vamos aquí por la avenida ocho" dijó mí padre,"subanse yo voy mas adelante pero los dejó en la avenida ocho" subierón un par mas de personas,"el centro desapareció... dicen que en tlatelolco se cayerón edificios y que hay muchos muertos, estuvo fuerte", no había luz en varias partes de la ciudad, ní tampoco líneas telefónicas, pero no dabamos mucha importancia,"no creo que haya escuela, es mejor que esten en sus casas es mas seguro a que dejen a sus hijos en la escuela, dicen que a lo mejor vuelve a temblar", nos advirtió el chofer del coche cuando bajamos "gracias, pues vamos a ver que nos dicen " contestarón mís padres, mientras caminabamos por la avenida diez de la colonia Ignacio Zaragoza todo parecía bastante normal, sí, la gente se veía preocupada, pero en cuestión de daños materiales, no había nada que dierá algún indicio de ellos, llegamos a la escuela de mí hermana la cual estaba cerrada hasta nuevo aviso, continuamos a la primaría dónde yo estudiaba y de igual forma los papás se arremolinaban en la puerta en la cual la directora no dejaba pasar a nadie y estaban entregando a compañeros que sus padres habían ido a dejar, nadie se iba quedar en la escuela mientras no se supiera si había sufrido algún daño y era segura para dar las clases.
Regresamos caminando por la avenida ocho para tomar el pecero que nos llevaba a casa, pero no había forma de encontrar uno con lugar para subir iban literalmente colgados los pasajeros, mí padre decidió que caminaramos entre calles y fue entonces cuando pudimos ver el daño real que había dejado el terremoto, asfalto levantado y grietas que cruzaban de lado a lado las calles, algunas bardas caídas y gente afuera de sus casas con miedo de entrar y que se vinierán abajo, por casualidad logramos que un taxi vacío nos llevará de regresó, las siguientes horas eran angustiantes, no había luz, mí padre compró pilas para un radio que teníamos y todo era desgracia se hablaba de al menos cinco mil muertos lo cual nadie lo creía, mís dos hermanos mayores llegarón por la tarde diciendole a mís padres que la hermana del vecino no aparecía ella trabajaba en la SCOP ó lo que ahora es la SCT y apesar que mís padres se oponían a que fuerán a buscarla acabarón por darles permiso.
Muchas historias se contarón alrededor de lo que ocurrió hace veinticinco años, como la de las personas que sobrevivierón bebiendo sus propios orines ó de los bebés que encontrarón entre escombros, la famosa historia del señor que salía a trabajar en Tlatelolco y el terremoto lo tomo por sorpresa en el estacionamiento y cuando tuvo la oportunidad de voltear se dió cuenta que el edificio dónde vivía no existía mas al igual que su familia que estaba dentro, mís hermanos durante mucho tiempo les daba miedo estar con la luz apagada y mas aún ir al baño por la noche, al día de hoy se sabe que hubo mas de veinte mil personas que murierón y que los daños acendierón a unos cincuenta y dos mil millones de pesos actuales, pero al fín y al cabo ¿de que nos sirve al día de hoy saber esto, cuando en realidad no sabemos si estamos preparados para una tragedia similar cuando al día de hoy vemos que en el centro de la ciudad han construido edificios nuevos de departamentos que quien sabe si cumplen con la suficiente seguridad de resistir un terremoto similar al de aquellos años? no lo sabemos hasta el momento que suceda otra tragedia con las mismas magnitudes.
Que razón tenía aquel profeta del nopal al narrar sus urbanohistorias que nos dejó como herencia cuando aquel diecinueve de Septiembre del ochenta y cinco murió, adelantado a su época en la letra de sus canciones con las cuales cada vez es mas evidente que como Chilangos no tenemos tiempo de cambiar nuestras vidas...
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